Descripción de seis brotes de IBR en rebaños libres, dentro de un programa de control sanitario, con una probable vía indirecta de entrada del virus.
Laura Elvira Partida1, Carlos Carbonell2, Manola Ramos Agra3, Paula Alcalde 4
(1)-Directora Técnica Rumiantes, MSD Animal Health (2)-Equipo Técnico Rumiantes, MSD Animal Health (3)-Agrobarcala
(4)-Veterinaria Adsg
La Rinotraqueítis Infecciosa Bovina (IBR), producida por el Herpesvirus Bovino 1 (HVB-1), es una enfermedad ampliamente extendida a nivel mundial en el ganado vacuno (Muylkens et al., 2007). Su éxito se debe, en parte, a la gran cantidad de virus producida durante la primoinfección, causa de la alta velocidad de propagación intra-rebaño, (Hage et al., 1996) y a la re-excreción tras la reactivación de los casos latentes (Nettleton & Russell, 2017).
La entrada de la enfermedad a un nuevo rebaño ha sido ampliamente estudiada, siendo el contacto directo con animales infectados la principal causa descrita: ya sea debido a compras, ferias, pastos comunales, contacto entre animales de granjas vecinas, u otros (Nettleton y Russell, 2017; Waldeck et al., 2021). A pesar de que el virus tiene escasa supervivencia ambiental, se ha descrito el riesgo de infección a través de fómites indirectos (Gu & Kirkland, 2008; Nettleton & Russell, 2017; Waldeck et al., 2021). Distintos estudios han observado que el uso de ropa de protección por parte de los veterinarios tiende a ser un factor protector a la entrada del virus en la granja (Van Schaik et al., 2001; Waldeck et al., 2021), al igual que proporcionar ropa de protección a los visitantes, ya sean vecinos, amigos u otros (Van Schaik et al., 2002).
El IBR ha sido erradicado en algunos países de la Unión Europea, mientras que en otros está sometido a programas de control y erradicación oficiales y/o voluntarios (como España). En Galicia, se desarrolla desde hace años un programa de control voluntario mediante las asociaciones de defensa sanitaria de vacuno (ADSG). El programa consta de: a) control serológico de los movimientos, limitando la incorporación de animales positivos a ELISA gB o gE; b) uso de vacunas marcadas gE-negativo desde hace años, lo que permite la diferenciación de anticuerpos del virus campo; c) monitorización y clasificación anual del estatus de IBR mediante tres muestras de leche al año y una serología de control en animales entre 9 y 36 meses. A pesar de estas medidas, continúan apareciendo nuevos brotes de IBR, en base a criterio serológico, en rebaños clasificados como libres.
Objetivo
El objetivo de este trabajo fue describir 6 brotes de IBR ocurridos en el último trimestre del 2024 afectando ganaderías lecheras pertenecientes a una misma ADSG y ubicadas en un mismo ayuntamiento con alta carga ganadera de A Coruña; y analizar las posibles vías de entrada indirectas de la infección.
Materiales y métodos
Para el estudio se analizaron las serologías realizadas en el programa de ADSGs y los hisopos recogidos durante los brotes en las granjas con cuadro clínico respiratorio grave. Además, se realizó un cuestionario al técnico de la ADSG para identificar las posibles vías de entrada de la infección.
Resultados y discusión
En 2023, la ADSG analizó 2.988 sueros frente a IBR, encontrando una seropositividad bastante baja: 4,63% y 2,58% para IBRgB y IBRgE, respectivamente.
El 15 de octubre de 2024, la primera ganadería experimentó un brote agudo de neumonía en vacas adultas y terneras: descarga nasal, conjuntivitis, fiebre alta y una bajada de producción. Inicialmente, se sospechó de un virus respiratorio sincitial, y se administró una vacuna parenteral inactivada. Un mes antes, la serología anual de control de esta granja era 100% seronegativa a IBR gB. No obstante, se tomaron 18 sueros y 4 hisopos nasales profundos, resultando en tres positivos a la PCR de IBR y 55% de seropositividad a IBR gB. Esto confirmó el brote de IBR y se vacunó con una vacuna viva marcada monovalente.
A partir de octubre, el brote se extendió a otras granjas: dos en noviembre y tres en diciembre, todas teóricamente libres de IBR, y ubicadas en un mismo ayuntamiento. Los cuadros clínicos variaron: tres explotaciones presentaron problemas respiratorios graves; dos tuvieron abortos en el último tercio de la gestación (desafortunadamente no se pudo confirmar la etiología) y en la última el curso fue subclínico.
Las vías de entrada del virus fueron probablemente indirectas dado que los animales incorporados: uno en dos de las granjas y las novillas de recría procedentes de un centro externo, fueron negativos a IBR gE.
Al analizar los posibles riesgos de entrada, se trata de un ayuntamiento con alta carga ganadera de bovinos, con un censo en 2023 de 18.335 animales repartidos en 293 ganaderías. De las seis granjas: cinco comparten un carro mezclador comunal, dos equipos veterinarios se reparten 3 granjas cada uno en servicio de clínica y reproducción. En una sus vacas pastorean y ninguna vacunaba previamente frente a IBR, ni disponía de ningún cierre perimetral ni control de entrada de personas.
Conclusiones
Sin la implementación de medidas de bioseguridad básicas, entre ellas la vacunación y el control de entrada de personas, no se podrá controlar la aparición de nuevos brotes de IBR en zonas con alta carga ganadera.